domingo, 2 de diciembre de 2018

FASCISMOS Y SU ECONOMÍA (GRUPAL)


El fascismo es un movimiento político-social que surge, tras la Primera Guerra Mundial, en Italia, en cuya cabeza encontramos a Benito Mussolini.

Es una doctrina de carácter totalitario y nacionalista, que se desarrolló como una tercera vía, llamada revolucionaria pero completamente conservadora, para hacer frente, por un lado, a la teoría liberal que había sumido a Europa en una terrible crisis, demostrando así su fracaso, y, por el otro, al comunismo que iba avanzando por todo el continente desde el este. No podemos olvidar otro elemento esencial, la raíz estatalista del sistema, que se organiza en torno a un estado corporativista que dice encarnar la voluntad del pueblo y que, por tanto, no permite que la población se escape de entre sus brazos. De esta manera, el individuo queda relegado por la voluntad de la colectividad, la cual se encontraba en las acciones del Estado.

Pero, ¿quién dirige al Estado? El Estado es controlado por el partido único, pilar fundamental de este tipo de regímenes, y, a su vez, se encuentra dirigido por una personalidad carismática que controla todo el poder. Todas las decisiones del Estado se imponen y se hacen respetar mediante la propaganda y el uso de la violencia, por lo que las milicias paramilitares toman aquí una importancia clave para el mantenimiento del orden y la estabilidad del régimen.



Como ya hemos mencionado, la economía fascista rechaza la corriente liberal, siendo por tanto anticapitalista. Se trata de una economía organizada desde el Estado, es decir, un monopolio estatal, no obstante, se diferencia de la economía socialista, que posee y gestiona todos los medios de producción, el fascismo sí que permite la propiedad privada y la competencia de mercado, aunque este directa y estrictamente controlada por el Estado. Así, toda la telaraña empresarial se organiza y se subordina al bienestar de la colectividad de la unidad nacional. Teniendo en cuenta esto último, el Estado se permitía ciertas nacionalizaciones o proteccionismos en industrias y sectores que se consideraban estratégicos para el bienestar nacional.


Si bien el bienestar nacional era sobre el papel el objetivo de la organización de la economía fascista, en la práctica se ejecutaba una política fiscal que beneficiaba al entramado burocrático y  empresarial afín al régimen. Para lograr que todo esto funcione es esencial un mecanismo jurídico de regulaciones, subsidios y concesiones muy estudiadas y selectivas que sostengan el Esquema del Bienestar Corporativo propio de este tipo de regímenes. 

Adjuntamos un trozo de un documental que muestra algunas de las inversiones que se hicieron en beneficio del tan mencionado bienestar nacional:



Fuentes:
http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Bdefelicefascismo.htm
https://definicion.de/fascismo/
https://www.mises.org.es/2015/02/%C2%BFcomo-funciona-la-economia-fascista/

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