Introducción
Antecedentes
Japón se había aislado del mundo tras el shogunato Tokugawa (1603 -1868), puesto que llevó a la expulsión de los europeos, y los pocos representantes europeos que quedaron fueron comerciantes holandeses en una isla determinada, y a la prohibición a los japoneses de comunicación con el exterior, aunque esto no significó para Japón un estancamiento: la ciudad creció y la economía evolucionó.
Fuente. Maddison Project Database |
Estos tratados desiguales crean muchas tensiones en Japón y surge el movimiento Sonno Joi de carácter altamente xenófobo. Las tensiones entre los simpatizantes de este movimiento y aquellos que se manifestaban en contra acaban desembocando en la guerra Boshin (1868-1869) lo que significó el fin del shogunato y la vuelta al poder imperial.
Fuente: Allen, Breve historia económica del Japón moderno |
Estos cambios en las políticas japonesas fueron las que permitieron a Japón unirse al proceso de industrialización en el siglo XIX. Esta modernización ocasionó a su vez una gran occidentalización en Japón, lo que llevó a la creación del lema bunmei kaika, es decir, civilización e ilustración, que reunió a un grupo de intelectuales con la intención de alcanzar los avances científicos y los valores de igualdad e individualismo de occidente.
El apogeo de estas transformaciones se materializa en la constitución Meiji en 1889, que hace que Japón se torne un territorio civilizado a ojos de occidente y que fue clave para la derogación de los tratados desiguales de los que hemos hablado anteriormente. Y no fue hasta 1911 que al fin fueron totalmente libres y tuvieron la potestad de poner en marcha medidas proteccionistas.
El nacionalismo japonés surge a raíz del descontento hacia los estadounidenses por los tratados que se firmaron en 1858, pero acaba convirtiéndose en un movimiento imperialista real, que consiguió legitimarse aún más tras el surgimiento del pan-asianismo.
En el kokutai o “esencia nacional” es donde se encuentra la mayor carga ideológica del nacionalismo japonés. Este concepto recoge las características de la política japonesa, en la que toda la importancia recae sobre el emperador, que se contrapone al seitai o forma de gobierno, ya que a pesar de que el emperador dispone de poderes ilimitados no se espera que haga uso de los mismos.
Imperialismo japonés
El imperialismo japonés surge con la guerra sino-japonesa (1894-1895). Este conflicto supone el estallido del nacionalismo japonés, que, tras un largo periodo muy turbulento, al fin pudo apartar los conflictos que habían caracterizado al período Meiji. Esta guerra también supone el fin de este período, y la intención del inicio de un Estado-Nación. Podríamos caracterizar a esta forma de organización de dependiente, militarista y feudal. Japón a partir de este momento comienza a industrializarse con más rapidez y a militarizarse, a razón de la guerra sino-japonesa, y con el
aliciente de la ruso-japonesa (1904-1905), cuando el imperialismo japonés se oficializó. Estos dos hechos convirtieron a Japón en una potencia mundial, y lo condujeron poco a poco hacia un imperio colonial con la anexión de Corea y la de Formosa (Taiwán) como colonias agrícolas, entre otras.
Los japoneses veían a estas colonias como una oportunidad económica y política, que protegía a Japón de las naciones vecinas que tratasen de impedir su acceso a materias primas y trayectos marinos. Además, los japoneses estimaban la militarización japonesa como crucial para poder defender el imperio y para poder importar los recursos naturales que no se encontraban dentro de su territorio. Las victorias tanto en el conflicto contra China, como contra Rusia, contribuyeron a desarrollar el transporte, la banca y la industria.
Fuente: Maddison Project Database |
A partir de 1930, Japón creó una nueva política económica de quasi-guerra, que se basaba en la industria militar, quienes comenzaron a controlar la industria económica. Además, Japón comienza a rechazar el imperialismo occidental y a pretender una economía e ideología propias, que se fundamentaba en el pan-asianismo, idea de la cual hemos hablado con anterioridad. Todo esto sumado al nacionalismo y el gran poder que se había otorgado a los militares, condujo a la contienda de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) , en la que intentarían llevar a cabo su proyecto. Este sería el principio del fin del imperialismo japonés. Su participación en el conflicto no sólo significó una pérdida territorial y una disminución de población, sino que además afectó negativamente a nivel económico, pues disminuyó su capacidad productiva debido a la falta de recursos y materias primas.
Estados Unidos, con al intención de democratizar el sistema político y acabar con el imperialismo japonés, optó por abolir los zaibatsu, puesto que consideraba que tenían demasiada influencia, en su lugar, se establecieron empresas independientes, además, se comenzaron a permitir los sindicatos así como las distintas formas de organización colectiva, entre otras medidas. Por último, se pusieron en marcha distintas medidas económicas estabilizadoras.
Consecuencias
Consecuentemente, la economía japonesa comenzó a mejorar notablemente, lo que se conoce como “milagro económico japonés” (1951-1973). El contexto de Guerra Fría entre la URSS y EEUU también afectó al país, pues EEUU dispuso al territorio de despensa industrial. Además, aumentaron las exportaciones a la vez que e imponían medidas proteccionistas. Poco a poco fue acumulándose el capital y continuaban los avances científicos, lo que también ayudaba a potenciar la economía.
Conclusión
La historia japonesa estuvo llena de
conflictos internos hasta que comenzó la etapa imperialista,
producida por el descontento producido por la no permisión de
occidente a los japoneses de hacer las cosas “a su manera”
(teniendo en cuenta su aislamiento comercial, eran prácticamente
autárquicos) y aumentando de esta manera la xenofobia y la
necesidad nacionalista, lo que les llevaría a lo más alto, pero
también sería su ruina. La consecución de un desarrollo económico
convergente con el resto del mundo y el período de industrialización
habría podido llevarse a cabo, probablemente, sin la necesidad de
este fascismo olvidado y del que nadie habla.
Occidente entero, hasta que no vio que
los niveles de militarización que se estaban alcanzando en Japón
eran perjudiciales para ellos, o suponían de alguna forma una
amenaza por el poder del que les dotaba en las negociaciones, no
actuaron, permitiendo a Japón llevar a cabo un régimen fascista que
no permitía a los ciudadanos vivir en libertad y desde la igualdad,
como habían perseguido desde la era Meiji. Todo lo que avanzaron con
la constitución de la restauración Meiji, es decir, la visión del
resto del mundo de que los japoneses tenían una sociedad civilizada
y con la que se podía tener una relación de iguales fue
ensombrecido con el carácter reaccionario del imperialismo, que sólo
se permitió por el desarrollo económico estelar que permitían los
zaibatsu. Los conflictos xenófobos y nacionalistas vuelven a ser la
razón del auge de estas formas de organización, que no habría sido
posible de otro modo.
Bibliografía
Tema 2 y 4 , asignatura Historia Económica
Desarrollo
económico de japón: de la génesis al llamado milagro económico –
Francisco Correa Restrepo
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-68052017000100005
La
aceleración del crecimiento – Enric Tello Garay (Disponible en AV)
Beatriz Mira Gomis
Muy bien estructurado, claro e ilustrador. Las fotos y los gráficos ayudan a entenderlo
ResponderEliminarEsta entrada, además de explicar muy bien el asunto que trata, muestra, de forma indirecta, el eurocentrismo en el que nos hayamos inmersos y del cual debemos escapar para estar verdaderamente informados.
ResponderEliminar